(Por Sara Jara,
alumna de 2º Bachillerato)
Da pena el final. A
pesar de que ha sido un curso nefasto en el ámbito académico (y lo
digo abiertamente), da pena. Es una pena extraña porque, algunos
hemos conseguido lo que deseábamos.
Ahora que todo
acaba, quiero resaltar que no sólo está la enseñanza para aprender
simples asignaturas, sino que aprender es mucho más que eso.
Particularmente, he creado amistades que me han hecho vivir momentos
de esos que no se olvidan. No sólo hablo de los compañeros de
clase, no.
Hay que comprender
que entre la distancia de la mesa de un alumno a la de un profesor
hay un espacio que, a veces, merece la pena traspasar. Lejos de lo
que algunos piensen, un profesor es una persona que se deja la voz
para formarte y brindarte lo que un día él aprendió. Siempre me ha
causado tristeza que haya alumnos que sólo sepan escuchar a los
profesores cuando tienen un mal día, porque, hay otras que, en
cambio, no tienen precio. No creo que existan sólo alumnos ‘malos’,
también existen profesores malos, y es cierto que a veces estas
clases a las que me refiero escasean. Aún así pienso que el papel
que desempeña un profesor es mucho más complicado que el de los
alumnos.
En fin, ahora que
todo acaba, lo que más destaco de mi paso por el centro es la
experiencia del proyecto personas-libro. Esto es lo que realmente
echaré de menos, pues se aprende de verdad. Miento si digo que ha
sido increíble, porque es mucho más. Siento no poder explicarlo,
pero no es fácil describirlo. Queridos lectores, esto es para
vivirlo. Os invito a que forméis parte del proyecto si queréis
saber de qué os hablo y luego, comprenderéis lo que no puedo
describir. ¡Ojalá pueda repetirlo algún día!
Para acabar, doy las
gracias a todo el profesorado que me ha dado clases, incluso a los
que ya no están en el centro. Gracias a todos mis compañeros, en
especial a Josué, Carlos, Jesús, Ara, Marina y Yasmina (ellos saben
el porqué). También a las personas-libro y a los profesores que
han llevado a cabo el proyecto.
Especialmente quiero
agradecer de nuevo la labor de Antonio Martín por lo que hace. Para
mí es un maestro que imparte clases de esas que os he hablado y
porque es una persona que… ¡qué gran persona! También difícil
de describir. Gracias por traer solamente bien al centro desde el día
que llegaste.
En fin, no creo que
sea la única que para referirse a ``maestría’’ diga ``mi
segunda casa’’, un lugar donde hemos pasado mucho tiempo. Es en
la pena del final y en la alegría de un nuevo comienzo, cuando
quiero hacer este balance: me quedo con lo bueno de todo lo vivido en
el centro, y eso es lo que me llevo para siempre.
yo opino lo mismo ya que hemos pasados muy buenos momentos y solo cuando te va sabes lo que se siente y te das cuentas de que los profesores llevaban razón cuando te reñía era por tu bien.
ResponderEliminarC.M.G.M
Me encanta la entrada que ha hecho esta alumna de bachillerato que este año se despide del centro y deja en este blog todos sus pensamientos sobre el centro, los maestros, compañeros... Estoy con ella en que no todos las clases no son iguales porque no lo son cada maestro tiene su forma de ser igual que el alumno.Te felicito por esta entrada.
ResponderEliminarEMILIO.